ETIQUETA CON DESTINO
Por: Luis Alberto González
Aunque las autoridades no lo han querido reconocer, el crimen organizado en sus diferentes facetas que son huachicoleros, ladrones de gas, narcomenudistas, secuestradores, asaltantes, ladrones de casas, roba autos, extorsionadores, asesinos, asaltantes del transporte y un sinfín de actividades ilícitas, las mismas han ido en aumento en el estado de Puebla.
Para el gobierno muchos de estos actos, aseguran, lo hace gente que no es de Puebla o bien que utilizan el territorio poblano para venir a tirar cadáveres o cuerpos desmembrados, pero también hay mucha delincuencia local.
Hay un dicho o un refrán muy conocido y popular que dice: “Mal de muchos, consuelo de tontos”.
Que intentan decir con esto: qué porque hay más violencia y criminalidad en otras entidades como Tamaulipas, Veracruz, Estado de México, Michoacán, Sinaloa, Guanajuato, Jalisco, Sonora, Zacatecas, Guerrero, Morelos entre otros, en Puebla aseguran, sólo hay poquitos crímenes.
Las cosas no son así:
Este miércoles fueron acribilladas 10 personas en Atlixco y aunque inicialmente murieron en el lugar de los hechos 9 y el otro en el hospital, la respuesta fue son narcomenudistas que no son de Puebla, cuando ni siquiera estaban identificados.
En Ciudad Serdán o Chalchicomula de Sesma, la semana pasada, también se vivió otro pasaje donde ejecutaron a 5 personas, y según las autoridades, por una diferencia o pleito entre bandas que se disputan el territorio para la venta de estupefacientes. Aquí las autoridades saben que se trató de una disputa del territorio entre los Falcón y los Zúñiga.
Otro caso más de masacres se dio en Chietla a principios del mes de febrero cuando fueron hallados 3 cuerpos desmembrados y con un narco mensaje.
Otra de las ciudades más afectadas por la criminalidad es Acatzingo, donde continuamente se dan balaceras a plena luz del día y en donde han asesinado desde una persona sola o como sucedió el 23 de febrero cuando fueron acribillados a tiros 3 personas en la novena sección y que resultaron ser narcomenudistas conocidos en la región.
Otro acto deleznable fue el hallazgo de las cabezas de un hombre y una mujer en la comunidad de Tenexcalco, pertenecientes a Chietla, las cuales estaban embolsadas y con un narco mensaje.
A principios de marzo fueron ejecutados dos elementos de la policía municipal de Tepeaca en calles cercanas al centro de ese municipio.
Los gobiernos estatal y municipales no pueden permitir que este tipo de violencia se vaya normalizando y es hora de que actúen en contra de las innumerables bandas que operan en el territorio poblano.
Se supone que la Secretaría de Seguridad Publica y Ciudadana tiene equipos especializados de investigación y que debe tener identificados a los delincuentes locales de Puebla capital y la zona conurbada y de los municipios más violentos, así como su vinculación con los grupos criminales con los que están relacionados.
Es hora de actuar y no permitir la escalada de crímenes, violencia y delincuencia organizada o del fuero común.
Es hora de frenar esta descomposición social, porque en muchos municipios y comunidades la gente, los ciudadanos, saben quiénes se mueven en el submundo del crimen, quienes son los líderes, pero no hablan y no denuncian porque viven atemorizados de ser los siguientes ejecutados.
Es hora de no permitir la presencia de unos “Inurreta”, apellido de quiénes en el sexenio de Mariano Piña Olaya, organizaron las bandas que asaltaban domicilios y ellos eran los funcionarios de la Procuraduría General de Justicia del estado.
Es hora de que no más “Chiapanecos” controlen la seguridad y a los grupos delincuenciales y actúen impunemente en Puebla.
Y eso la policía y la fiscalía lo sabe.
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