
MAÍCES NATIVOS: EL LEGADO MILENARIO DE MÉXICO
El Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), cuenta con 28 mil 600 muestras únicas de maíz, la colección más grande del mundo.
El Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), cuenta con 28 mil 600 muestras únicas de maíz, la colección más grande del mundo
Chilaquiles, tamales, garnachas, pozole, palomitas, tejuinos, posh y más de 600 recetas de alimentos y bebidas registradas en México, tienen como ingrediente principal el maíz, alimento esencial en la dieta de los mexicanos.
El antecesor del maíz es el teozintle -palabra náhuatl que en español significa “maíz sagrado”-, que originalmente no se podía comer y estaba destinado a otros usos, pero con el tiempo fue evolucionando gracias a la selección humana y cambió la arquitectura de la planta, así lo explicó el Coordinador del Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Christian Zavala Espinoza.
Durante una entrevista para el videopodcast Voces del Mar y la Tierra, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (AGRICULTURA), el especialista nos explica la transformación del maíz a lo largo de la historia, un grano esencial para la alimentación de los mexicanos.
Los antiguos pobladores de lo que ahora llamamos México, (…) pudieron fijar a través de la selección toda la energía que se encuentra en todas esas espiguitas que ustedes pueden ver, (…) todas esas espigas las concentraron en una sola flor, en una sola espiga y después todos los frutos que había repartidos entre todas esas ramitas que ustedes ven, entre todas esas pequeñas vainitas, también las reunieron en un solo fruto, logrando así que la semilla fuera más suave, más grande y mucho más aprovechable para poder alimentarse de manera inmediata, explica mientras nos muestra una planta de teozintle.
A través de la observación y la selección de semillas, también replicaron el sistema de la milpa, pues veían cómo junto al maíz crecían naturalmente otras plantas silvestres como el frijol y la calabaza, así lograron mantener sistemas de cultivo muy amplios en términos de nutrientes.
Gracias al maíz se establecen muchas de las civilizaciones tan maravillosas que conocemos en México y también en el sur de América, entonces la herencia del maíz es algo que además de ser gastronómicamente amplia, culturalmente nos dejó muchas ganancias en términos nacionales aquí en México.
En el episodio Maíces nativos: el legado milenario de México, el responsable del banco con la colección más importante en el mundo de semillas de maíz y trigo, también nos habla de las semillas nativas que hay, que son 60 y junto con las cuatro introducidas conforman “una diversidad tremenda de micronutrientes, antocianinas, vitamina A, hierro en algunos casos”.
Christian Zavala nos da un recorrido por la bóveda de conservación activa que bajo condiciones controladas a temperaturas entre cero y menos cinco grados celsius, resguarda la mayor diversidad genética de maíz en todo el mundo; “no podemos darnos el lujo de perder una sola semilla porque no sabemos qué podemos perder en términos genéticos”, advierte.
El banco de germoplasma “tiene una longitud de 30 metros por tres metros de alto y 16 metros de ancho, “lo que ustedes encuentran aquí del lado izquierdo es la colección de trigo, que también es la más grande del mundo, 123 mil 000 muestras únicas, y del lado derecho tenemos maíz, son 28 mil 600 muestras únicas de maíz”.
Respecto a las diferencias entre los tipos de semillas de maíz, detalla que nativas son las que se han encontrado en un lugar desde siempre; las criollas, las que se trasladan de un lugar y se cultivan en otro luego de que se adaptan; las híbridas, las que han sido desarrolladas con mejoramiento tradicional, durante muchos años de selección de una misma planta, que se cruza con otra que también tuvo el mismo proceso, “para que el vigor híbrido que se hace a la hora de mezclar dos poblaciones genéticamente distantes nos puedan dar un producto con mayor adaptabilidad, mayor rendimiento”, y las transgénicas, las modificadas genéticamente con platas que no son de la misma especie.
Zavala Espinoza, invita a las nuevas generaciones a valorar el maíz, ya que “cada maíz nativo fue desarrollado y diseñado para una comida en específico. Cuando encontramos un maíz nativo que tiene un valor superior tres o cuatro veces de lo que podemos encontrar un híbrido, páguenlo, porque ese maíz nativo fue desarrollado por cientos de años para que puedan comer una cosa en especial”.




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