El Centro de Nanotecnología (Nano-BUAP), que estará integrado por más de 30 destacados investigadores de la Institución, desarrollarán proyectos en las áreas de medicina, biología, materiales funcionales, fotónica y electrónica, a escala nanoscópica. Respaldan este Centro más de treinta años de trabajo interdisciplinario en nanociencias, traducido en numerosas publicaciones y patentes tecnológicas reconocidas a nivel internacional.

La nanotecnología es un área que obliga a los científicos a trabajar en proyectos multidisciplinarios y en México reviste particular relevancia debido al extenso abanico de oportunidades de desarrollo. En este contexto, el Centro de Nanotecnología de la BUAP hace suya la política científica de servir a México a través de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Esta unidad académica reunirá los esfuerzos individuales que en este campo se han emprendido en la BUAP, con el fin de atender los principales retos de la humanidad, con desarrollos tecnológicos e innovadores a una escala mil millones más pequeña que la macro.
Muchos de los proyectos de la universidad en esta área han sido reconocidos en el mundo y algunos están a punto de obtener su registro de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, como el proyecto de Thomas R. F. Scior, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, quien diseñó por simulación una macromolécula con funcionalidades muy específicas.
El coordinador del proyecto Nano-BUAP, Alfred F.K. Zehe, investigador Nacional Emérito y titular del Laboratorio de Nanotrónica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica, señaló que se busca consolidar un centro multidisciplinario donde participen más de 30 investigadores: químicos, físicos, electrónicos, matemáticos, biólogos, médicos e ingenieros, que aprovecharán las facilidades de la informática en el Campus Virtual de Nanociencias, existente en la BUAP desde 2003.
“En el último siglo se establecieron las bases para un desarrollo tecnológico cuya importancia apenas podemos sospechar. Somos testigos de una evolución total de las estructuras materiales, de un segundo génesis, precisamente porque podemos observar, diseñar y hacer estructuras cada vez más pequeñas, incluso a la escala dimensional de los átomos, es decir, nanoestructuras”, consideró Zehe.
En la próxima década, la mayoría de las innovaciones en productos y tecnologías se basará en nuevos materiales de la nanotecnología, que debido a sus propiedades ajustables y controlables influirán de manera decisiva en el desarrollo industrial del mundo.
El Centro de Nanotecnología de la BUAP formará sus propios cuadros de investigadores a través de la maestría y el doctorado en Nanotecnología. Sus estudiantes participarán en proyectos de ciencia básica y aplicada en cuatro líneas de investigación: nanomedicina/nanobiología, materiales funcionales a nanoescala, nanofotónica y nanoelectrónica. Se trata de líneas cardinales que además de tener una fuerte interrelación científica, marcarán un perfil reconocible del trabajo de sus académicos en el contexto internacional, señaló Zehe.
La fundación de Nano-BUAP, en 2015, comprenderá la construcción de un edificio adecuado y la adquisición de una primera parte del equipo experimental. Las instalaciones se completarán en dos o tres etapas más, por lo que se prevé que esta unidad académica funcione ampliamente dentro de tres años.
La mejor tecnología es la que no se ve…Hablar de nanociencia y nanotecnología es hablar de inteligencia artificial y máquinas súper inteligentes, la exploración del cerebro humano a todo detalle, la biología sintética con el objetivo de generar vida artificial, los nanorobots y nanomáquinas biológicas, entre otros temas. Las aplicaciones de la nanotecnología son infinitas. Hoy en día existe un gran número de nuevos productos y técnicas que tiene su fundamento en la investigación de las nanociencias.
Al poseer un tamaño que varía entre las fracciones de un nanómetro y hasta cien nanómetros, las nanopartículas tienen dimensiones similares a las de las moléculas, como proteínas, anticuerpos y receptores de membrana. Debido a esta similitud de tamaño, las nanopartículas pueden imitar a las biomoléculas y, por tanto, tienen un enorme potencial para su aplicación en el campo biomédico, particularmente en la nanomedicina y la bionanotecnología.
Dos tercios de las aplicaciones terapéuticas de nanopartículas se dirigen al área del cáncer, seguido por las enfermedades infecciosas. Sin embargo, también hay aplicaciones en trastornos cardiovasculares, enfermedades inflamatorias e inmunes, enfermedades crónicas de desgaste y trastornos funciones glandulares, la hepatitis y otros más.
Por otro lado, las nanopartículas pueden ser utilizadas como nanomateriales funcionales o nanodispositivos, a partir de la conformación inteligente de moléculas y macromoléculas con funciones específicas, pero con el acondicionamiento de nanopartículas y capas de espesor monoatómico en una amplia gama.
Un ejemplo de estas aplicaciones es el efecto del estado electrónico de las nanopartículas de cobre, depositadas en óxido de zinc en la oxidación del material particulado emitido por motores diesel, una invención realizada por investigadores del Instituto de Ciencias de la BUAP con el que se puede reducir al cien por ciento, en ambientes controlados, los contaminantes del humo negro de los vehículos motores.
Finalmente, el uso de las nanopartículas en el área de la nanotrónica ha producido resultados que se ligan a nanodispositivos con potencial de utilidad en la nanomedicina –en este campo existen tres propuestas recientes de la BUAP para obtener su registro de patente.
Este último proyecto científico da cuenta de la interrelación científica de las líneas cardinales de Nano-BUAP y su impacto a favor de la sociedad, pues en la nanomedicina, por ejemplo, el uso de determinados materiales en la ingeniería de tejidos es uno de los aspectos más importantes y requeridos actualmente por muchos pacientes.