-Incrementó el Congreso Internacional de Interacciones Microbianas, conocimiento a estudiantes y profesionistas.

Mejorar los procesos biológicos del suelo, favoreciendo su fertilidad, así como aumentar los rendimientos de los cultivos y obtener una mayor calidad en las cosechas es posible gracias a la utilización de biofertilizantes, afirmó el Doctor Yaacov Okon, investigador de la Facultad de Agricultura, Alimento y Ambiente de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en Rehovot, Israel.

En su conferencia Biotecnología del uso de biofertilizantes y su importancia agronómica, efectuada en el II Congreso Internacional de Interacciones Microbianas, que se desarrolla en el CCU  del  ICUAP, comentó:

 


“Tras varios años de trabajo experimental se obtuvo un biofertilizante producido a base de bacterias del género Azospirillum, que son fijadoras de nitrógeno y reguladoras del crecimiento vegetal en un soporte inerte, el cual se emplea en gramíneas como el maíz, trigo y sorgo”, explicó.

“Estas bacterias se aislaron de la superficie de plantas que se observaron que crecían bien en condiciones limitantes, después estos microorganismos se agregaron a las semillas al momento de sembrar o bien alrededor de ellas”, afirmó el investigador.

De esta manera, “al ser un proceso biotecnológico obliga a la planta a crecer mejor a través de una infección beneficiosa. Al final se incrementa la cosecha y se reduce la cantidad de insumos”.

En un principio, comentó el investigador, se pensaba que estas bacterias ayudaban a las plantas porque tomaban el nitrógeno del aire y se lo daban a la planta directamente, en una situación equivalente a una simbiosis en leguminosas.

Posteriormente se observó que sí existe ese proceso, “pero la contribución principal es que las bacterias producen hormonas similares a las de las plantas que activan el crecimiento de las raíces, convirtiéndola así en un organismo más eficiente en la toma de agua y minerales del suelo”.

El Doctor Yaacov Okon destacó que los biofertilizantes ya se utilizan en varios lugares del mundo, existiendo muchas compañías que lo venden. “Por ejemplo en Brasil se emplean en un millón de hectáreas de maíz y en Argentina se aplica en algunos cientos de miles de hectáreas”.

A medida que los productores observan sus beneficios, la demanda del biofertilizante aumenta, pero aún falta difusión al respecto.

Por otra parte, mencionó que después de algunas visitas a la BUAP, asesoró a investigadores para elaborar e implementar este proyecto en la institución, surgiendo así BIOFERTIBUAP.