El problema del  Parque Nacional de  la Malinche  es el entorno que la rodea, el crecimiento  poblacional,  las comunidades están cada vez más cerca, el daño ha sido  histórico, pero  hoy es mayor, a esto se su suma  el que  no exista un programa de manejo por parte del gobierno estatal.

Héctor Barahona Álvarez,  ingeniero  forestal e integrante del Colegio de  Ingenieros  Forestales de Puebla, afirmó que incluso por la degradación del parque en la parte de Puebla, la  Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas,  institución del  gobierno federal, considera que el de la Malinche  ya no es parque  sino  refugio de  Flora  y  Agua.


El problema central  es que  no se ha hecho  trabajo con las comunidades para que sean ellas  las que cuiden  la riqueza, si no hay  participación de ellas, dijo,  los programas  estatales  no funcionan como es el de reforestación.

Indicó que mientras del lado de Puebla la zona boscosa ha sido  afectada, por el lado de  Tlaxcala existe  un manejo adecuado del  bosque y beneficios importantes para las comunidades.

Fue en  el gobierno de Lázaro  Cárdenas, en 1938, cuado por decreto, a la zona de  la Malinche se le  denominó  parque  nacional, sin embargo,  no se indemnizó a los ejidatarios y pequeños propietarios, ellos siguieron como dueños del bosque y por lo tanto  lo siguieron explotando sin control alguno.

El  parque nacional de la Malinche fue entregado para sus administración a los gobierno de Puebla  y Tlaxcala con una serie de obligaciones para sus conservación, cada gobierno debió crear y aplicar  un programa de manejo.

Afirmó que a más de  70 años del decreto,  no existe  un programa de manejo, un diagnóstico, un estudio sobre  las condiciones de  la zona, en todo este periodo, dijo, la zona boscosa  ha sido más dañada, no existe participación de las comunidades, las que con el crecimiento  poblacional más se acercan a la zona. San Migue Canoa, dijo, ya está dentro de lo que es el parque, están muy cerca  San Juan  Tepulco, Tepatlaxco de Hidalgo y  Acajete.

Explicó que un bosque bien manejado  genera recursos para las comunidades