REPERCUSIONES 

Samuel Maldonado Bautista

 

En la semana anterior, el gobierno de Enrique Peña Nieto, inauguró en el interior del Campo Marte, en la ciudad de México, un monumento en honor a los defensores de la Patria, pero particularmente (así lo veo) a los miembros del Ejército y Marina Nacionales que han muerto en esta guerra contra el crimen organizado iniciada precisamente en el periodo de Felipe Calderón. Es pues laudable que éste Hemiciclo haya sido erigido en honor de esos mexicanos, que por el deseo de legitimarse el expresidente, hayan y sigan siendo muertos o heridos miles de mexicanos.

 

En la inauguración de este hemiciclo, el orador oficial de esta ceremonia indicó, palabras más o palabras menos, que “a pesar del triunfo de la República hace 150 años, se reniegue del pluralismo ideológico y la convivencia pacifica”.

La verdad no entendí lo que quiso decir en su discurso, pero lo que me llamó la atención que del orador oficial, (es o fue) colaborador de Excélsior, abogado en Derecho Constitucional y premio nacional de periodismo, mencionara en alguna de sus muchas entrevistas públicas que “él no era ministro de ninguna corte”, y ahora, demasiado cortés como orador oficial en la ceremonia de inauguración del hemiciclo compare a Peña Nieto con el “Benemérito de las Américas” indicando además, hay quienes no aceptan el respeto y la libertad de pensamiento.

En principio, las afirmaciones laudatorias del orador hacía Peña Nieto, leídas en la prensa nacional, me llamaron la atención, pues analizando la conducta tenida en los últimos cinco años de gobierno en México (y otros muy largos en el estado del mismo nombre), Peña Nieto, como titular de la Presidencia deja mucho que desear, sus errores retóricos, sus paseos internacionales tan lamentables y para no indicar más, prácticamente el tramo que le falta por cubrir se nos esta haciendo eterno, tedioso y muy peligroso para nuestro país. En fin, hace una apología del gobernante actual prácticamente, que para muchos ha sido ¡ni fu ni fa¡.

Su nula cultura, sus equivocaciones, su poca estatura y sus muchos “horrores”, ha permitido que de él, nos burlemos práctica y frecuentemente, muchos mexicanos tal vez en una gran mayoría.

Ciertamente que es muy complicado y “ todo un arte el saber gobernar”. Pero que el orador de esta ceremonia, con toda su experiencia, reconocido por su actividad laboral, escritos, posiciones y galardones recibidos compare a Peña Nieto con Benito Juárez, como lo hizo en la ceremonia inaugural realizada en la que fungió como Orador, en el campo Marte, es un dislate, que va en contra de sus propios los antecedentes. ¿Será acaso amnesia del orador?

En contraste con el ilustre Presidente Juárez, que permanece en la memoria de un número infinito de mexicanos, el actual jefe del estado mexicano, tan luego como se termine su periodo, su faz se extinguirá de la memoria de los mexicanos, quizá acordándonos sólo de sus horrores gramaticales y su pálida y tenue luz y el desconocimiento de la geografía nacional. Seguramente que lo recordaremos como el peor dirigente del país!.

El orador de ese acto, José Elías Romero Apis, tal vez confundido, mencionó a Juárez en lugar del “cartel de Juárez”, dos aspectos totalmente contradictorios, pues el primero, es decir Don Benito Juárez, el gran indio nacido en Guelatao, tuvo el reconocimiento no solamente de sus amigos, de sus colegas internacionales, de la gente de la época y el agradecimiento hasta la actualidad de la mayoría de los mexicanos. ¡Eso es los que deberían de buscar los que aspiran a sustituir al actual residente de los Pinos!

Finalmente imagínese el lector por un momento, las peripecias sufridas por el gran Indio y haga un análisis de quienes fueron sus estrellas radiantes, como lo fue el nacido en Pomoca Michoacán, Don Melchor Ocampo.