Gerardo López

En días pasados, el presidente electo de estados unidos, Donald Trump, se ha pronunciado por la reestructuración del TLCAN, situación que dista a lo prometido en su campaña, pues en meses anteriores, manifestaba su deseo de “destrozar” el acuerdo trilateral, pero como diría el presidente de Rusia, Vladimir Putin la demagogia electoral dista mucho de la política real.

 

 En este caso, eso fue lo que sucedió, pues al republicano la política real lo ha rebasado, teniendo que adecuar su discurso a la realidad que vive el mundo en relación a las fuerzas económicas que se manejan a lo largo y ancho del globo terráqueo. Al parecer ha entendido que México no es un socio menor, y que buena parte de las riquezas generadas por  Estados Unidos se deben a los beneficios derivados del TLCAN, que obviamente fueron negociados por el estado mexicano a costa de los intereses(  del pueblo mexicano, algo que no es ajeno a nuestra “política real” para muestra algunas cifras:

La soberanía alimentaria en México ha disminuido desde la puesta en marcha del TLCAN:

La dependencia agroalimentaria pasó del 10% en 1994 a 43% en 2014.

Las importaciones del maíz pasó de 17 al 33% en esos20 años

El trigo pasó de importar el 34% al 65%.

Se importan después de los 20 años del TLCAN 95% de toda la soya que se consume en el país y 55% de todo el algodón.

La dependencia en porcino paso de 31 a 40%.

Las aves pasaron de 3.1% de importación a 13.2%.

La res paso de 1.1 a 19%

Fuente: centro de estudio de las finanzas públicas de la cámara de diputados.

Los estragos del exceso de importaciones de productos básicos es la poca productividad del campo mexicano:

En México se tiene rendimientos por hectárea en maíz de 3.3% mientras el promedio mundial es de 5.5%

El trigo se cosecha 5.5 toneladas por hectárea y en países como Alemania, Inglaterra y Francia se tienen rendimientos de 7.5 toneladas.

¿Pero en que nos afecta o beneficia la restructuración del TLCAN como México?

A lo largo de la vigencia del TLCAN varios ciudadanos hemos mantenido una postura crítica frente a la negociación, vigencia y aplicación de dicho tratado, pues consideramos que no solo no beneficia al campesino mexicano, más bien lo ha sumido en una situación de precariedad  económica y social que hoy día lo vemos latente en nuestro entorno, un campo casi muerto, dependencia alimentaria a otros países, baja o casi nula exportación de alimentos mexicanos,  migración de campesinos mexicanos por falta de oportunidades, aumento de la delincuencia común, así como la disminución el estado de bienestar, todo esto señalado en los datos con anterioridad.

¿Alguna razón más para estar en contra del TLCAN? Bueno creo nunca acabaríamos. Es por eso que la postura del presidente electo  estadunidense deber ser tomada por el gobierno mexicano como una oportunidad para redefinir y pugnar por mejores condiciones en el tratado, señalando una postura clara frente al campesino mexicano: como siervos de la nación, o bien seguir con su política de sumisión ante intereses extranjeros.  Lo sostenemos hoy como siempre, el gobierno mexicano (personificado en el ejecutivo, legislativo y judicial), en las últimas décadas, han actuado como viles administradores de empresas trasnacionales, alejándose de su verdadera encomiendo gobernar a una nación soberana.

Consideramos que es momento de que el patriotismo del que esos gobernantes se han visto carentes, retome a su espíritu y se vea consolidado en una renegociación del TLCAN con miras de mejorar el campesino mexicano, pugnar por consolidar la soberanía alimentaria, y posicionar a México como una potencia exportadora de alimentos, con una justa y equitativa distribución de la riqueza. Este llamado es urgente, no solo al gobierno mexicano, sino a todos los ciudadanos que nos organicemos y exijamos a nuestros gobernantes una postura de soberanía frente a potencias extranjeras.