Julieta Hernández Jáuregui Galván / Se dice de la FE, como una de las virtudes teologales  de la cual se derivan testimonios prodigiosos, recopilados  en la Biblia  y  libros actuales,  de hechos sobresalientes que ni la ciencia ha podido descifrar,  por no existir nada que contradiga lo ocurrido en quienes  obtuvieron de manera milagrosa,  el remedio a una gran necesidad.

Independientemente de la FE religiosa,   Fe es creer en uno mismo y en todo lo que se es capaz de obtener a causa de la misma.

Para beneficio de quienes logran obtener excelentes resultados,   no necesariamente de salud;  se puede tener la plena seguridad  de lo que representa la FE, cuando trabajamos el deseo de hacer que este se cumpla,  perseguirlo y  trabajando insistentemente en él.

No quiera interpretarse que somos magos ni practicantes de hechicería, simplemente es el resultado que se obtiene de las energías,    que en la mayoría de los casos se ignora  tener conocimiento de ellas.

Dentro de las enfermedades y de la curación a través de la mente,  cada día se van haciendo más populares y más aceptadas por la literatura científica.  En Estados Unidos y  Europa, aparecen frecuentemente publicaciones,  de las curaciones relacionadas con la energía del inconsciente y ligadas íntimamente con las fuerzas de Dios y de la Naturaleza.

Así Dossey, Cousins, Kubler-Ross y otros, hablan francamente de una nueva salud dirigida desde el interior y ya  no tanto apegada a las enseñanzas de Hipócrates.  Esta nueva medicina, tiene que ver con el misticismo y con las energías ocultas dentro de la psique, como lo aprueba, o por lo menos lo afirma con muchos argumentos,  Fritjov Capra en el Tao de la Física y en sus subsiguientes publicaciones.

Estas investigaciones sobre el cerebro y los métodos de meditación, van patentizando esto:

Existe en el organismo una fuerza curativa y el problema consiste en despertarla y ponerla al servicio de la salud del alma y del cuerpo.

Es alentador pensar y sentir que estos hallazgos pueden ser un hecho en la vida de las personas que lo intenten con seriedad;  y el punto de partida es bien claro:  Todo es mental y el milagro existe como una sana combinación de las energías divinas, con la mente limpia y concentrada de la persona que tiene FE, en que se puede aliviar del mal que le aqueja.

Por ejemplo, Churchill, en su  noche 69, habla acerca de esto:  “Dígase lo que se quiera, el camino más seguro para la salud consiste en no creer  que nos hallamos mal;  muchas de las enfermedades que conocemos los pobres mortales, se deben al doctor y la fantasía de la mente”. Quizá este personaje se ensañó contra los médicos, afirmando que éstos enferman a los pacientes.

Sin embargo, nunca será suficiente el afirmar que para que se den las curaciones milagrosas, se requiere de una gran FE, quizá por eso Shakespeare, en Hamlet, dice:  “Los males desesperados, o no, tienen alivio…”

Es decir,  que  cuando llega  un mal poderoso, se requiere de una fuerza especial que aparece casi en la frontera con la desesperación de la mente, porque los milagros se dan también en medios NO  religiosos,  pero con la misma condición; Una gran FE.

Testimonios al respecto existen para contar sin fin,  lo mismo que todos los inscritos en la iglesia, mismos que han dado lugar a la canonización de los ahora Santos reconocidos, a quienes las personas se acercan en solicitud de la solución a  sus diferentes males y preocupaciones.

De esto da testimonio el mismo Jesús de Nazaret, que no puede realizar milagros entre la gente que  no cree en él como hijo de Dios, y tan solo lo imaginan como el hijo de un carpintero.  De ahí que, siempre está puesta la FE del corazón como condición indispensable para el milagro.

“Todo aquel que crea, logrará hacer las mismas cosas que yo he hecho”. (Jesús de Nazaret)

Este don para los que creen, supone que existe dentro del alma un Reino de amor, de fuerza, de verdad y de justicia.

Sin embargo, entre los testimonios de curaciones prodigiosas,  algunos de estos  enfermos recaen en su enfermedad, o el mal cambia a otro tipo de queja dolorosa,  y ellos se preguntan: ¿Por qué?

¿Será que Dios da el milagro en pedacitos y a cuenta gotas?  ¿Y cuando se ven curados vuelven a llenarse de resentimientos, preocupaciones y afanes de dinero?

Bien vale la pena no desviar la mente del objetivo  empleando el  todo por el  todo, por el cual cualquier lucha es poca con tal de obtener el beneficio.  Esa es una de las grandes herramientas que necesita la FE, no flaquear, no desistir, no debilitarla con nada ni por nada. 

El Mundo Requiere… Fe 

Porque necesitamos de ella para salvaguardar cada uno de nuestros intereses, los de otros, y otros más;  en estos tiempos de lucha, inestabilidad  y de incredulidad.

Porque no podemos abandonarnos a la suerte que dictan los demás;   el horóscopo,  las cartas o las limpias.

Porque somos lo que pensamos,  tenemos lo que merecemos y luchamos por lo que realizamos. 

Porque nadie hará las cosas que uno mismo  tiene  el deber  de  hacer.

Porque la unión, la oración y la fraternidad;  son la fuerza del alma, la conciencia y el amor.

 

Si  “La FE mueve montañas”,  movamos  la mente hasta la montaña,  y comencemos a empujarla cada día un poco, hasta poder verla dónde queríamos verla…