El trayecto diario podría ser muy diferente, si supiéramos el significado y la importancia que tiene SABER MOTIVAR. MOTIVAR es el impulso que induce a una acción consciente y voluntaria. Es aquel que tiene una virtud para mover algo que produce una sensación. Algo inesperado. Algo bueno. Algo especial. Cuánto desaliento encontramos por donde quiera. Miles de trabajos realizados sin el mínimo entusiasmo. Infinidad de personas caminando como sonámbulos, sin el sentido y la orientación hacia un sano destino en vías de ser excelente. ¿Qué se necesita para SABER MOTIVAR?
No es la ciencia ni las innovaciones de donde se obtiene la capacidad de posicionar a alguien en un sitio de confort, donde la visión hacia la realización obtenga un resultado más exitoso y de mayor remuneración en todos los aspectos.
No es la imagen personal, ni el lugar, ni las compañías. No es el deslumbramiento que produce ser espectacular para poder brillar. No es nada que tenga que ver con lo concreto y lo material, que para muchos es lo más relevante.
SABER MOTIVAR es el toque especial en donde viven las emociones de todo ser vivo, incluyendo al reino animal. Es saber llegar al punto exacto donde la carencia reina, la sensibilidad aflora, y en el hombre el espíritu mora.
SABER MOTIVAR es la inquietud de quien conoce el valor del servicio, la prosperidad del desprendimiento y la lealtad de un noble sentimiento. Quien posee el pernicioso fantasma del egoísmo, difícilmente podrá ser capaz de realizar ningún acto de entrega incondicional.
Qué placer representa conocer a qué sabe el deleitoso sabor de la preocupación por los demás. No se puede ir por los caminos de la vida pensando solo en recibir, cuando una de las la mayores satisfacciones es dar.
¡Como sabe el cielo sacar de las mayores adversidades nuestros mayores provechos!
El autor de El Quijote nos enseña que de cualquier desventura o infortunio, siempre es posible obtener algún bien o beneficio.
La tradición popular recoge esta misma idea en forma de refrán: “No hay mal que por bien no venga”. El razonamiento sugiere: “Todo sucede por algo”. El mandamiento de Dios dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Es ahí donde se logra encontrar el porqué de SABER MOTIVAR. La razón de saber valorar quien es a quien voy a MOTIVAR. Qué sucede después de saberlo aplicar. Qué obtuve al poderlo dar. Quien soy cuando lo puedo practicar.
La mejor forma de sanar nuestras vidas es ayudando a sanar otras vidas. El mejor remedio para aliviar el dolor, es saber cómo duele ese dolor. La única forma de caminar hacia el camino del bien, es haber caminado por el sendero del mal.
Es la empatía la madre auxiliadora que pone en los brazos ajenos, las penas y las alegrías que estuvieron en su regazo. No eres tú soy yo, quien aprende la lección en una sola palabra: DAR. No soy yo eres tú, quien enseña a otros a decir: GRACIAS.
Así es el sentido de las cosas y así es la rueda de la fortuna de la vida, mientras unos giran hacia arriba, otros se encuentran abajo. Cuando no sabes a dónde ir, alguien regresa de algún lugar. Cuando tienes, nadie necesita nada. Cuando no tienes, alguien necesita todo.
SABER MOTIVAR es comprender las necesidades del otro. Es el momento para decir “aquí estoy”. Es el tiempo del afortunado hoy, para brincar al posible mañana. Es el yo, el tú, el nosotros, el todos; la unidad absoluta en un beneficio común.
Quien posee la gracia de SABER MOTIVAR, posee el regalo de saber amar.
Ama como puedas y a quien puedas.
Ama sin barreras ni reservas, sin engaños ni condiciones.
Ama la vida, ama a tu amigo y también a tu enemigo.
Ama como si nunca te hubieran hecho daño…
“Quien no vive de alguna manera para los demás, apenas vive para sí”.
(Michel de Montaigne)
EL MUNDO REQUIERE… SABER MOTIVAR.
En el momento de ser y estar, que nunca es antes ni después.
En las buenas acciones que valen más, que las buenas razones.
Desde lo más íntimo de tu corazón, hasta lo más profundo de otro.
Desde tu concepto del amor, hasta donde él puede llegar.
Desde el sitio que ocupas, hasta el que se encuentra vacío.
Desde tu generosidad compartida, hasta donde alguien la reciba.
Si al mundo le falta luz… al mundo le faltas tú.
Tú y solamente tú, eres el arquitecto de un destino donde los demás comparten el mismo camino…