RECONCILIACIÓNCualquier momento es el mejor para hacer la limpieza del armario de tu interior, para que saques todos los tiliches y estorbos que solo ocupan un espacio en tu mente, en tu sentir y en tu actitud para con los demás.

No te llenes de resentimientos, odios y rencores porque son el cáncer del alma que poco a poco hará de ti un ser amargado y gris. Intenta hacer el mínimo esfuerzo para acercarte con quien debas tener una franca y armoniosa RECONCILIACION.

 

El año se va con su cargamento de vivencias, que te fueron transformando para ser mejor después de la lucha en el combate diario, o para ser una persona desanimada que no ha querido luchar para salir de las sombras del pasado, rumiando uno por uno esos sucesos que deben quedar sepultados.

¿Alguien te causó un disgusto, una humillación y una injusticia que te hirió hasta la médula de tu ser ? Da gracias que vives para contarlo, y haber aprendido lo que no se aprende en los libros, se aprende de lo vivido y dejar que ese árbol de penas, viva de lo florido.

Todos lo hemos vivido de una forma u otra. Todos hemos entrado al oscuro callejón de la desgracia, lleno de vericuetos con subidas y bajadas y cientos de puertas cerradas, donde por más que se busque no existe un rayo de luz para encontrar la salida.

Nadie se encuentra exento de problemas existenciales, más existe la posibilidad de desafiarlos, teniendo una voluntad enriquecida con paciencia, confianza, fortaleza, tenacidad y firmeza; para vencer esos desajustes que producen desarmonía de los pies a la cabeza.

Todas las cosas desagradables que frustran, decepcionan y cansan el alma, causan resentimientos que se van volviendo rencores para convertirse en odios enfermizos, cuando no se les pone un alto buscando la salud que ofrece la RECONCILIACION.

Nadie es más enemigo de ti, que tú mismo. Nadie te dañará tanto como lo haces contigo. Nadie es dueño de tu voluntad que no seas tú y tu propósito de regenerar, cada una de las fibras dañadas que están dentro de un corazón afectado.

No acumules desventuras, no sirven a estas alturas donde ya estás posicionado. No te conducen a nada, con ese rostro sombrío y ese gesto de poco amigo que va caminando contigo.

Es momento de reflexionar porque el año está por terminar, cómo le puedas hacer para empezar a empacar lo que ya debes desechar. Cuánto tiempo ha transcurrido desde que dijiste NO al bien entendido. Desde que pusiste la tranca en la puerta de tu hospitalidad interior, y decidiste decirle NO a la tranquilidad de tu alma que quiere vivir en paz.

No eres el único ser que ha vivido desafiando el dolor, la enfermedad, la soledad, la tristeza, la pobreza, la desilusión, el fracaso y la decepción de quienes te hayan vuelto invisible. No eres el único, todos vamos en la misma embarcación haciendo paradas en el puerto de la injusticia y la desolación.

No todo se ha perdido, aún hay mucho porque luchar y demasiado por conocer, porque estás vivo. Todavía puedes vivir infinidad de cosas, alternar con diferentes personas con criterios abiertos y profundos, capaces de emprender proyectos innovadores del otro lado del mundo.

Es probable que estés enojado contigo, por no permitirte aceptar situaciones que no estaban en tu mano cambiar, y te llegaron para invadir ese espacio de tu vida en donde el sol filtraba sus rayos de luz en tu mar de aguas transparentes y serenas.

No te regales el sentimiento de culpa, no eres tu quien guía tu destino. No eres tú el dueño del camino. Eres un peregrino más, recorriendo una senda desconocida que se avanza de noche y de día.

EL MUNDO REQUIERE… RECONCILIACION

Regálate la voluntad para lograr tu sanación.

Concédete un minuto para reflexionar, lo que debes rectificar.

Cuestiónate con honestidad, antes de cuestionar a otros.

Platícate qué has aprendido, qué sientes, qué esperas, qué haces.

Pídete permiso de regenerar tu alma, y hazlo con la debida calma.

Ayúdate a ti mismo, no caigas en el abismo.

Perdónate lo imperdonable, para poder perdonar.

Y cuando después de todo logres comprender todo lo que pudiste hacer, te sentirás más pleno, más humilde y más digno de ti. Te sentirás más fuerte que ayer y más débil que mañana. Te sentirás más hermano, más dispuesto y más humano. Te sentirás más hijo de Dios y más cerca de su amor….