espléndido No hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla. Nuevamente estaremos recibiendo la navidad como lo hacemos cada año; con todos esos preparativos de colorido sin igual, que dan la justa ambientación donde existe el gran espíritu de la navidad. La gente se aproxima a los centros comerciales buscando las innovaciones para renovar aquel adorno que en varios años lució espectacular. El tradicional arbolito con el delicioso olor a pino, que intensifica aún más el magnífico escenario navideño que a todos nos debe alegrar.

 

Y debemos de pensar, que los índices económicos han afectado millones de bolsillos que no están para hacer regalos cuantiosos que no se pueden comprar, sin descuidar que el hecho no es gastar, es regalar el afecto como el mejor regalo que se puede dar.

Por esa máxima razón es que ya es tiempo de pensar, cómo SER ESPLENDIDO en esa y tantas ocasiones de nuestro diario vivir. Cómo demostrar continuamente, cuánto se puede querer sin necesidad de actos malabáricos; cuando de antemano se sabe que para agradar no se necesita despilfarrar, se necesita tener voluntad.

SER ESPLENDIDO, es entregar la máxima capacidad de dar de la manera que sea, con los medios que se pueda, el minuto que se desea y el instante que se escoge, para manifestar con sencillez cuánto se puede halagar, cuando la persona lo merece y el objetivo lo vale.

No debemos ser avaros de nuestra propia existencia. No debemos limitar lo que viene inmerso en cada quien dentro de sus facultades y única naturaleza, provista de tantas y tantas cosas que podemos obsequiar.

Regalemos el minuto con el segundo que sigue para llenar la hora, que sumada con muchas más, dan un total del día que exclusivamente se vive, porque cada día es un comienzo nuevo y un nuevo resurgir.

El hoy no tiene permanencia voluntaria, no es canjeable por ningún otro día, tiene la misma importancia que tiene una vida completa; única, personal, irrepetible y singular como lo es cada quien ocupando su preciado lugar.

Cuántas veces tenemos la dicha de poder reunirnos con alguien que llena nuestra ilusión, invade cada sentido y alimenta nuestro corazón de una manera perfecta, deseando no pasen las horas y ese momento espléndido se quedara para siempre.

Tomémosle una fotografía a esos momentos de convivencia entre amigos y familiares,

parejas y acompañantes, porque nada vuelve a suceder exactamente igual. Nadie tiene boleto

para pasar dos veces por el mismo lugar.

SER ESPLENDIDO con uno mismo, sin obstruir el derecho de armonizar nuestro yo de la cabeza

a los pies, sin limitaciones absurdas para que nadie se sienta con derecho de opinar el porqué o

para que, que no es para apreciación ajena.

SER ESPLENDIDO con los demás en todo lo que se les pueda dar. No es sano privar a nadie

de todo lo compartible. El tiempo se puede seccionar para dar a cada quien el justo momento

para hacer un momento agradable sin quitarle un segundo al segundo, que podría ser el último.

Si cada día al despertar, le pidiéramos a Dios la luz suficiente para poder ver que todo aquello que se

se puede dar, veríamos con más claridad esa amplia sonrisa que se dibuja con felicidad.

No hay porqué limitar nada de nada, ni el tiempo, ni la estancia, ni la gracia, ni el cariño.

No hay porqué dar gotitas donde brota un profuso manantial, capaz de dar de beber a mil personas a la

vez. No hay porqué absorber todo lo que se puede verter. No hay porque acaparar lo que se puede

dividir, a quien solo pide un poquito de lo mucho que hay de sobra.

Quien no tiene tiempo para dar, no tiene tiempo para recibir. Quien no sabe administrar, no se queje de

no tener de más, lo que otros tienen cuando saben dar. Quien no tiene la

capacidad de apreciar lo recibido, no tiene la oportunidad de tener lo que no ha merecido.

EL MUNDO REQUIERE… SER ESPLENDIDO

Porque la vida te ha concedido existencia, tiempo, espacio y presencia.

Porque nada se hace solo, se hace a través de lo que otros hacen.

Porque el aquí y el ahora, se cuantifica por segundos que suman hora tras hora.

Porque nada te llevarás cuando te marches, todo se recompensa antes de marchar.

Porque no hay bienestar completo, cuando no se da completo el bienestar.

Porque no hay porque limitar, cuando no ha sido limitado.

Porque hay más para agradecer, que lo que hay que pedir.

Porque el universo no raciona lo que da, da raciones para fecundar.

Porque la encomienda es: Hacer, compartir, dividir y multiplicar, sin restar.

Preparemos ésta navidad con todo el entusiasmo posible, aun cuando algo no te vaya bien.

Pensemos qué podemos dar que seguramente no se vende, pero se puede canjear por

ese detalle tuyo, que tendrá un valor más significativo, porque es el incentivo que se guarda

de manera especial, porque tú eres especial.

Si mi bienestar es tu bienestar, si mi tiempo es para compartir, si mi vida es para ayudar otras vidas;

no me restes todas esas oportunidades que están dentro de una voluntad, que me indica que poder

dar, es SER ESPLENDIDO para crear un beneficio mutuo. Siempre recibe más aquel que da,

que aquel que espera recibir…