MUJER

Ser mujer,  es  llevar la esencia  de la fecundidad y la imagen  del sacrificio.  Es no dudar de su fe,  entrega y tenacidad.   Es  la dicha de  ser  creadora de vida.  Es un privilegio bendito que lleva impregnado el olor de Dios…
Qué no hace una mujer por conseguir el pan para un hijo.  Qué no da para atraer  al hombre que ha escogido para amar.   Qué no dice para  fungir como conciliadora en los problemas del hogar.  A cuántos peligros está sujeta en el día a día y  de cuántos  abusos  ha sido víctima.

Cuántas seducciones manejadas a base de mañas, sin poderse defender porque su fuerza no está en sus manos,  la lleva dentro de sus entrañas.  Cuánta sexualidad  vestida de amor  que huye por cualquier rincón, dejando el alma marcada de esa mujer en cuya vulnerabilidad,  entrega  su imagen consagrada.
La mujer de hoy enfrenta los retos de la mujer  moderna.  Es  emancipada y preparada para   la  lucha diaria, empleando su mayor   esfuerzo para obtener resultados.   Es un cuerpo con perfil  femenino,  que se viste de guerrera cada día. 
Intuitiva por naturaleza y empleando su sexto sentido,  es capaz de advertir el peligro y el desatino  en la toma de decisiones,  que pueden modificar su  destino y el de aquellos con quienes convive.
Persuasiva  y perspicaz, atraviesa los umbrales de los comportamientos ajenos que algo guardan  con recelo, que ella con disimulo descubre sin averiguar.  Consejera y orientadora que distribuye su tiempo para ser el eje del hogar y realizar fuera de él,  diversas actividades con horarios desparramados,  aún cuando el cansancio la venza y la noche le sorprenda.
Criticada y perseguida, por los continuos comentarios con respecto a su liberación,  no intenta nulificar a nadie, ni ocupar  sitios que  no le corresponde ocupar.  Consciente  está de sus límites y aquellas y tales barreras que su condición le impide cruzar.
La mujer requiere del buen cuidado,  la sutileza, el trato amable y la delicadeza que merece recibir. El respeto  a su naturaleza  y al desarrollo de su fortaleza,  que   le permite ocupar el  sitio más importante  que se ha sabido ganar, por ser  el núcleo de la sociedad.
El desenfreno de la vida,    la necesaria superación y  la  competencia entre géneros  han creado el  gran obstáculo  que impide VALORAR  A LA MUJER, como debiera ser valorada.
Qué grandeza la tuya mujer,  que fuiste designada para ser la Madre de Dios. Qué gran entereza   para saber soportar el dolor en tu naturaleza.  Cómo sabes advertir qué hace un niño detrás de la puerta.
En ti radican más de cinco sentidos para poder percibir  el peligro.   Vistes  de gala el momento en que has de ser amada.  Se pinta de gris tu semblante cuando la enfermedad acecha.  Y ahí donde la vida comienza, tu rostro  se dibuja diferente al  llevar una  vida en tu vientre.
¿Quién si no tú,   le daría el toque delicado y sutil  a todas las  cosas que tocas?
“Cuando alguna vez te sientas solo y veas en derredor sólo vacío y no puedas llorar,  yo  estoy contigo.
Y  cuando alguna vez te sientas triste y sientas la verdad como una herida y que todo está muerto,  yo  soy  la  vida.
Y cuando alguna vez no sientas nada y quieras sonreír pero no puedas y quieras escapar,  yo soy  la  puerta.
Y cuando alguna vez te sientas lejos y quieras regresar y ser un niño y volverte a encontrar,  yo soy  el  camino.
Y cuando alguna vez te sientas hombre y quieras entregar y poder ser y quieras recibir…
yo  soy mujer”.    (Liliana Gysin)
El Mundo Requiere… Valorar A La Mujer
A esa mujer que te dio la vida,  y te entregó cada momento de su vida.
A la mujer que camina al lado tuyo,  y  da luz con su mirada  y  alegría  ilimitada.
A la mujer  que comparte tus tareas,  y corrige los errores  que no viste.
A la mujer  que camina por tu vera,  y  alguna limosna  de ti espera.
A la mujer a quien le diste vida, para   tu niña;  tu  ternura  y  tus  desvelos.
A la mujer  que  te entrega su amistad,  sus  confidencias y solidaridad.
A  esa mujer que en algún momento,  te regaló su sentido  de vida.
A esa mujer  que  sabe llevar en alto su estirpe  con  señorío,  su  dignidad  con humildad, su condición con decisión y  su espacio  para llenar  un hueco.  Un corazón, una mente y  una vida para complementar otra vida.
A todas ellas  sin excepción,  no cuestiones la ocasión para expresarles  tu admiración.  Agradéceles  sus buenos momentos,  su comprensión y  apoyo. 
Bendice  su disposición,  su entrega, su amor, su confianza y su  respeto.    Concédele el mejor  tributo   que un hombre  le puede conceder…  Saber   VALORAR A LA MUJER.
“No es el amor,  sin el espíritu. No  es  el alma,  sin el cuerpo.  No es el hombre, sin la mujer”.